“Para cuando salí de la cárcel 
todo había cambiado”
Años después de vivir entre rejas, no es fácil adaptarse a una sociedad “en la que te sientes tan raro”. Las calles ya no son las mismas, la gente no deja de usar el móvil. “No hay pisos ni empleos dignos”, relata un donostiarra tras cumplir condena.

Puede parecer una anécdota menor, pero ilustra el abismo entre la vida en prisión y la que aguarda más allá de las rejas. Tras cumplir condena, siete años de presidio, fue uno de los hermanos …  quien le propuso el plan. Fue a recogerle a la cárcel alavesa de Zaballa y le dijo que podían irse de compras. Así lo hicieron. Al donostiarra siempre le ha gustado el deporte y se dirigieron a un centro comercial para hacerse con alguna prenda. “Fuimos nada más salir de la cárcel, pero me tuve que dar la vuelta porque me aterró. Aquello era demasiado. No estaba acostumbrado a tanta gente”.

Quizá no fue la decisión más acertada para este donostiarra condenado a diez años y medio de prisión por varios delitos relacionados con el consumo de drogas. Intuye, en todo caso, que cualquier otro plan habría despertado los mismos fantasmas: “Es que sales de la cárcel después de tanto tiempo y todo ha cambiado: las calles ya no son las mismas, la tecnología, la vestimenta... La gente no hace más que usar móviles y asistes a todo ese cambio con sorpresa. Es algo que casi te paraliza. Es muy difícil cogerle el ritmo a la nueva vida”, dice este hombre de 47 años.

Una “persona” que, por circunstancias de la vida, ha tropezado más veces de las que quisiera, y que siente inmensa gratitud hacia aquellos que han estado a su lado.

“Tras salir de esa vida irreal que siempre es la cárcel, necesitas ayuda para sentar las bases de la nueva andadura. Uno no puede hacerlo por sí solo, ….

Salir de la cárcel no es fácil, y menos frente a dos muros infranqueables como son el mercado laboral y la vivienda. 

22 de julio de 2018

(Tomado de Derecho penitenciario. Art, de Jorge Napal)



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